Desde lo más profundo del Ser emerge la esencia.
Cada uno de los centros sagrados o chacras reluce en su color, brillando con su transparencia y sus destellos de luz.
El Ser se sitúa en su centro, en su corazón.
Su esencia se conecta con la Madre Tierra.
Su esencia se conecta con el Padre Cielo.
El Arco Iris brilla con todo su esplendor, el sonido cristalino del agua pura tintinea entre los colores de los chacras.
Es el blanco sagrado puro y divino que lo inunda todo… y se expande por el oxígeno que nos rodea.
Es la verdadera sanación del Ser y su conexión con su yo superior en el proceso de la ascensión.