II
La sala del sonido

  Es mi segundo día, mi segunda visita al Reino de Shambala. Estoy un poco nervioso, porque la vez anterior fue todo muy intenso y también porque me siento inseguro...pienso que igual no encuentro el camino o no puedo conectar...Pero inmediatamente me sorprende enfrente de mi la imagen de Shambala clara y nítida.

    Comienzo a caminar hasta que llego a un edificio ovalado como el del día anterior, pero su puerta es diferente, esta tiene un arco abierto  con un símbolo extraño en la parte de arriba que no conozco y una campanilla colgando que suena sola...con un tañido cristalino” Tilín-tilín”,es blanca y reluciente.

  En ese momento me giro, miro hacia el exterior y admiro al cielo abierto, es pálido y está repleto de estrellas que relucen con diferentes tonalidades, iluminando el universo, es una imagen muy bella. Vuelvo a mirar hacia la puerta y entro en la sala.

  Seres parecidos a Ananda pero mas pequeños me ven y vienen hacia mi. Me rodean y me toman de las manos, son como sonrisas vivientes llenas de alegría...a mi me impresiona un poco ver de golpe a tanta gente tan extraña y eléctrica.

  En el centro de la sala, hay otra cúpula, esta es de cristal transparente muy volátil de unos cinco metros de diámetro. Hay mas seres de estrellas sentados alrededor de ella, todos hablan al mismo tiempo y ríen produciendo un sonido que me recuerda mucho al del  agua de un manantial.

  Me acompañan hasta un espacio libre y me incorporo al grupo. Tanta algarabía me hace sentir un poco agobiado y desconcertado. Bajito llamo a Ananda...

  - ¡ Ananda, Ananda!...y ella aparece sonriendo entre los seres y se coloca a mi lado. Me explica que estamos en la sala del sonido...Entonces se genera un silencio muy profundo, todo el mundo se calla al mismo tiempo, como si algo invisible hubiera dado la orden.

  Y desde ese profundo silencio, comienza a aparecer una nota, un canto continuo, una vibración que crece y que crece...expandiéndose como una ola que resbala sobre el mar y la ves por su espuma blanca...

  Amanda me mira sonriendo y me hace observarme a mi mismo con un gesto, me miro y me doy cuenta de que mi apariencia es la misma que la de los demás, que estoy hecho de estrellas y eso me tranquiliza.

  Los sonidos siguen surgiendo de los cantantes, con suaves melodías, la concentración es muy alta. De pronto en el interior de la cúpula transparente se empiezan a materializar seres...seres que están tumbados y parecen enfermos. La vibración del canto, los cura, les sana, veo como mejoran lentamente, cuando terminan con un paciente este desaparece y aparece otro nuevo que necesita ayuda...

  Así seguimos cantando y cantando, entonces Ananda en un susurro me transmite con fuerza estas palabras:
  - ¡Olvídate de tu independencia!, Únete a nosotros en un solo canto... ¡se uno con todos!...
¡Entrégate!, No tengas miedo...
  Entonces la vibración del sonido comienza a ser mas alta y mas alta...sentí como la nota se expandía por el universo y bañaba a la tierra y a todo lo que en ella vivía la sensación que tuve la puedo describir un poquito en este poema:

En medio del sonido
Volaba mi alma
Entre remolinos de luz
Con reflejos de ángeles
Voces misteriosas
Que nacían de corazones
Que llamaban al cielo...

Sonidos de lo alto
Que con sus mantos transparentes
Cobijan a los corazones...
Que en un canto eterno
Se encuentran juntos y unidos
En una sola nota verdadera...

Desde el silencio glorioso
A la voz de los ángeles en el cielo
Se desliza una sonrisa abierta
Que llena de luz a las almas
Que por fortuna tiene la humildad
De saber escuchar el canto de los otros...

  Y en ese estado de éxtasis, estallamos todos, en forma de miles de estrellas que se integraron todas a la cúpula en su vibración y formaron una sola materia pura.

  Perdí la independencia y fui uno con el sonido y no tuve miedo de ser todo con los demás...

  En ese momento exacto, percibí con muchísima intensidad en mi interior que nuestro canto provenía de nuestros corazones unidos fue maravilloso, una sensación muy especial y profunda.

  Lentamente fue deteniéndose el sonido y parándose la vibración. Las estrellas de todos los seres incluidas las mías, emergieron de la cúpula de cristal y regresaron  a su forma original.

  Volvimos a sentarnos todos y nos quedamos en silencio con respeto unos minutos. Luego Ananda me tocó en el hombro y me hizo una señal para comunicarme que debía marcharme...

  Me acompañó hasta la puerta y me despidió dándome un abrazo.

  Cuando me marchaba, pude escuchar a los seres de las estrellas en el interior de la sala, chispeando llenos de alegría de su canto y de la experiencia que habían vivido...